miércoles, 28 de marzo de 2012

ECOAGRICULTURA


 Agricultura y medio ambiente
La agricultura tiene un gran impacto en el medio ambiente. En los últimos años, algunos aspectos de la agricultura intensiva a nivel industrial han sido cada vez más polémicos. La creciente influencia de las grandes compañías productoras de semillas y productos químicos y las procesadoras de comida preocupan cada vez más tanto a los agricultores como al público en general. El efecto desastroso sobre el entorno de la agricultura intensiva han causado que varias áreas anteriormente fértiles hayan dejado de serlo por completo, como ocurrió en tiempos con Oriente Medio, antaño la tierra de cultivo más fértil del mundo y ahora un desierto.



CRECIMIENTO DE LA AGRICULTURA
Los economistas e historiadores presentan varias perspectivas distintas sobre el crecimiento de la agricultura, a saber:
 la perspectiva maltusiana de los recursos2, que pone de relieve la escasez de recursos de tierra y agua y los rendimientos decrecientes del trabajo al aumentar la fuerza de trabajo por unidad de recursos;
la perspectiva del cambio institucional, que pone de relieve las reducciones de los costos de transacción y el aumento de la eficiencia económica relacionada con los sistemas jurídicos, los derechos de propiedad y otras instituciones;
la perspectiva del capital humano, que subraya la mejora de la capacidad de gestión y producción de los agricultores y de quienes les suministran servicios;
la perspectiva de las prácticas idóneas (difusión de tecnología), que pone de relieve la capacidad organizada (extensión agraria) destinada a buscar la tecnología disponible para los agricultores y permitirles adoptarla más rápidamente;
la perspectiva de la invención adaptativa, que pone de relieve la creación de capacidad para llevar a cabo el desarrollo tecnológico mediante la invención adaptativa, es decir, modificando y mejorando la tecnología existente para adaptarla a las condiciones locales.
Estas perspectivas no se excluyen entre sí, salvo en el caso de la perspectiva maltusiana de los recursos, que se centra en el proceso de crecimiento económico cuando no se modifican las instituciones y los recursos humanos y no tiene lugar un proceso de invención y difusión de tecnología.
 Esta perspectiva centra la atención en el crecimiento de la población (y de la fuerza de trabajo) y en la tierra y los recursos hídricos disponibles. Si existe abundancia de tierra y de recursos hídricos, la relación entre la población (fuerza de trabajo) y los recursos no debe disminuir necesariamente a medida que aumenta la población, ya que se pueden cultivar nuevas tierras. Ahora bien, cuando ya no sea posible ampliar los recursos de tierra (y los recursos hídricos), aumentará la proporción de la población en relación con los recursos y descenderá la producción per cápita.
La perspectiva maltusiana de los recursos lleva a una política que hace hincapié en la reducción del crecimiento demográfico. No reconoce formalmente el concepto de «carga/prima demográfica».
 El efecto de carga/prima demográfica se basa en las diferencias existentes entre la tasa de crecimiento de la población y de la fuerza de trabajo. Cuando aumentan las tasas de crecimiento, como ocurrió prácticamente en todos los países en desarrollo durante los años cuarenta y cincuenta, el aumento de la población supera al crecimiento de la fuerza de trabajo durante una serie de años por el simple hecho de que los niños no se convierten en trabajadores hasta que no alcanzan una edad determinada. Esto supone una carga desde el punto de vista del consumo. A la inversa, cuando disminuyen las tasas de crecimiento demográfico, como ha ocurrido en la mayor parte de los países en desarrollo desde los decenios de 1950 y 1960, se produce una situación demográfica favorable (una prima demográfica) para el consumo al ser mayor el aumento del número de trabajadores que el de la población. La mayor parte de los países en desarrollo han experimentado un ciclo de carga/prima demográfica en diferentes momentos desde 1950. La prima demográfica es importante, aun cuando sea válida la perspectiva maltusiana de los recursos.
El «regalo demográfico» permite a los países incrementar sus inversiones y sus ahorros a la vez que crece su fuerza de trabajo.
 Las perspectivas del cambio institucional, capital humano, prácticas idóneas e invención adaptativa se apartan de la perspectiva maltusiana de los recursos, introduciendo dinámicas que permiten a los productores aumentar la producción con los recursos de que disponen (trabajo, tierra, etc.). Es decir, introducen el cambio de la productividad (véase en el Recuadro 21 el cálculo aritmético de la productividad agrícola). Cada una de estas perspectivas guarda relación con el desarrollo de lo que se denomina en estas páginas capital tecnológico (CT), que representa la capacidad de un país para desarrollar, adaptar y aplicar tecnologías que permitan aumentar la productividad.
 La perspectiva del cambio institucional aborda las deficiencias relacionadas con los costos de transacción y la existencia de unos mercados imperfectos. Las inversiones en infraestructura reducen los costos de transporte y de otra índole y pueden hacer que disminuyan también los costos de transacción. Las inversiones en instituciones (instituciones de crédito y sistemas jurídicos) tienen una gran importancia para las economías agrarias. La mejora de las instituciones y la infraestructura impulsan el crecimiento de la producción de alimentos per cápita incluso en las economías de tipo maltusiano, en las que se registran pocos cambios (o ninguno) en la tecnología de que disponen los agricultores.
 La perspectiva del capital humano subraya la posibilidad de mejorar la capacidad de gestión y producción en la agricultura (el capital humano agrario) mediante la inversión en programas de capacitación (enseñanza), la experiencia y los programas de extensión agraria. Por consiguiente, la inversión en capital humano agrario puede redundar en un aumento de la producción de alimentos per cápita.



Los principios de la ecoagricultura son:

trabajar con los ecosistemas de forma integrada; mantener y mejorar la fertilidad de los suelos; producir alimentos libres de residuos químicos; utilizar el mayor número de recursos renovables y locales; mantener la diversidad genética del sistema y de su entorno; evitar la contaminación a resultar de las técnicas agrarias y permitir que los agricultores realicen su trabajo de forma saludable.

Los cultivos orgánicos existen desde hace 30 años en nuestro país, abarcando una gran extensión de tierras en las cuales se respetan los ciclos naturales de crecimiento de frutas, verduras y hortalizas; obteniendo productos alta de calidad, sin emplear productos químicos de síntesis u organismos genéticamente modificados (transgénicos).

Con éste fin, se crearon dos artículos de ley que dan los lineamientos para la ecoagricultura, dando inicio al Sistema Nacional de Certificación de Productos Orgánicos Agrícolas (La Ley N°20.089 y las Normas Técnicas), vigente desde el 24 de diciembre de 2007; donde se exigen garantías que abarcan los tópicos de producción, proceso, empaquetado y comercialización conforme a las normas ecológicas. Ésta se aplica a los productos procesados vegetales, animales, pecuarios, apícolas y fúngicos (hongos). La idea es que los consumidores que cuidan su salud y que están comprometidos con la conservación del medio ambiente, prefieran los productos ecológicos certificados.


La demanda de estos productos es creciente a nivel nacional e internacional, gracias a esto, éste tipo de producción tiene mejores posibilidades de mercado. Por lo mismo, en el futuro se obtendrán mejores precios para estos alimentos, ya que el recargo actual es de un 20% a un 30%, con respecto a los de producción convencional.

Ecoagricultura es recuperar la agricultura tradicional

La idea es volver a las más básicas formas de producción, recuperando la cultura agrícola, sin alterar los procesos naturales de las especies de cada zona; combinado con los ciclos de cultivo, determinados por el clima y el suelo, con el fin de aprovechar íntegra y sosteniblemente los recursos naturales. Compatibilizar la cultura campesina con los conocimientos técnicos y científicos modernos, tomando en cuenta que los abonos químicos son el principal agente contaminante de las aguas (pues los nitratos alcanzan las aguas subterráneas), mientras que abonos e insecticidas se acumulan en el suelo y envenenan los microorganismos (base de la fertilidad), todo esto es un proceso que va dañando los suelos durante años. Y no debemos olvidar que tanto la fabricación de estos productos químicos como la constante mecanización de las explotaciones agrarias implican un elevado consumo de energía.

Principio

La agricultura tradicional es altamente invasiva y destruye la biodiversidad, ya que ocupa grandes extensiones de tierra que son intervenidas para mejorar su productividad, éstas tierras son tratadas, desforestadas y químicamente fertilizadas, destruyendo los ecosistemas aledaños, dañando a las especies silvestres, que son esenciales para la productividad agrícola; ya que los insectos y animales, ayudan a la reproducción de las plantas­ y contribuyen a la fertilización del suelo y regulan la población de plagas.

La ecoagricultura, término acuñado en el 2000, por Sara Scherr y Jeffrey McNeely, autores del informe "Estrategias de ecoagricultura para ayudar a alimentar al mundo y salvar la biodiversidad silvestre", acuñan el concepto para lograr el máximo rendimiento de los recursos naturales (suelo, agua, espacio y luz), mediante la aplicación de técnicas que respetan el entorno natural.

Beneficios

·        Mantiene la fertilidad de las tierras y suelo, evitando los problemas fitosanitarios.

·        Permite que se abone naturalmente la tierra.

·        Se pueden crear cultivos de dos o más especies diferentes en la misma parcela (por ejemplo, cereales y leguminosas) y éstas se benefician mutuamente.

·        Se cultivan especies que crezcan mejor juntas que aisladas y que resulten inmunes a las secreciones de la otra.

·        Para la reproducción, se atrae a los insectos polinizadores mediante flores y plantas que germinan en el momento adecuado, asegurando la estabilidad del ph y la estructura del suelo.

·        Mejora la vegetación permitiendo crear cubiertas verdes, las que posibilitan una elevada diversidad biológica.

·        Se reciclan los elementos nutritivos.

·        El control de plagas se hace a través de ciertas flores que son atacadas por los depredadores de los cultivos antes que éstos lleguen a las siembras, por ejemplo, las rosas cumplen esta función.

·        Protege a los animales nativos, ya que su estiércol sirve para fertilizar las tierras que no están listas para ser cultivadas, aportando nutrientes y minerales esenciales.



comercialización

La comercialización de los productos se ha ido incrementando con el tiempo y diversificando los lugares donde se pueden encontrar, la idea es que a través de la sustentabilidad comiencen a bajar los precios. La forma de lograr la penetración en el mercado es que el consumidor sea capaz de diferenciar el producto ecológico con una rápida lectura del etiquetado, en la publicidad o en los documentos comerciales, donde se debe especificar si el artículo de compra en cuestión cumple los principios de "producto ecológico".

Por último, anualmente en la feria de la agricultura, se muestran las mejoras y nuevas técnicas, los terrenos cultivados y se actualiza el catastro con las especies que se cultivan en cada sector, la idea es que esta forma de cultivar y de obtener alimentos se convierta en la filosofía de vida para las personas ecológicamente comprometidas y que con el tiempo se expanda a la comunidad completa.

BIBLIOGRAFIA:WWW.ECOCIENCIA.ORG




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